lunes, 2 de marzo de 2015

LA FERTILIZACIÓN


 

La fertilización ha de satisfacer las necesidades nutritivas del olivo. Dada la variedad de factores que pueden afectarla en un olivar en particular, no es lógico establecer recomendaciones generales de fertilización sin considerar la situación particular.

Siguen estando muy extendidos planes de fertilización basados en aportación reiterada de cantidades elevadas de elementos nutritivos sin considerar las necesidades el árbol. Se cree que esas aportaciones son un seguro barato contra el perjuicio derivado de la escasez de nutrientes en un momento. Este proceder tiende a aportar más elementos de los necesarios, a provocar deficiencias por no aportar un elemento en cantidades suficientes cuando lo requiere el cultivo, y a la aplicación de elementos en cantidades excesivas. En resumen: aumenta los costes de cultivo, puede alterar las condiciones de fertilidad del suelo, contribuye a la contaminación del suelo y de las aguas y puede afectar negativamente al árbol y a la calidad de la cosecha.

Los conocimientos actuales permiten que el olivar se fertilice siguiendo los principios de uso más racional de los fertilizantes. Se entiende por fertilización racional aquella que:

1) Satisface las necesidades nutritivas

2) Minimiza el impacto ambiental, en particular la contaminación del suelo, del agua y del aire

3) Consigue una cosecha de calidad

4) Evita las aportaciones sistemáticas y excesivas de nutrientes

 

Es muy importante que el muestreo para el análisis foliar se haga siguiendo unas pautas estrictas. Si no se siguen la utilidad del análisis puede ser mucho menor.

1.‐ Diferenciar parcelas por tipo de suelo, variedad cultivada, edad de los árboles, sistemas de cultivo, etc...

2.‐ Realizar el muestreo en el mes de julio.

3.‐ Tomar una muestra de unas 100 hojas de cada parcela. Si es extensa tomar más al menos durante los primeros años.

4.‐ Las muestras se tomarán de varios árboles dentro de cada parcela, elegidos aleatoriamente en un recorrido por la misma.
 5.‐ Tomar de 2 a 4 hojas por árbol de brotes representativos

.situados hacia el centro de la copa, en distinta orientación y de un vigor normal.

6.‐ Las hojas deben ser del crecimiento del año, totalmente expandidas y con pecíolo, de una edad de 3 a 5 meses. Estas características corresponden a las hojas centrales a basales

del brote del año durante el mes de julio, ver foto.

7.‐ No tomar hojas de árboles atípicos o con síntomas, salvo que constituyan una muestra distinta. En este caso se deben tomar hojas aparentemente asintomáticas.

8.‐ Introducir cada muestra de hojas, perfectamente identificada, en una bolsa de papel que se guardará en una nevera portátil durante el muestreo.

9. Las muestras se enviarán rápidamente al laboratorio para su análisis o, en su defecto, se conservarán en un frigorífico convencional hasta su envío.

 

Una vez realizado el análisis foliar y realizado el diagnóstico sobre cada elemento nutritivo, se procederá a establecer el plan de fertilización de la campaña siguiente. La estrategia sería:

1.‐ Si todos los elementos se encuentran en su nivel adecuado en hojas, lo recomendable es no realizar abonado alguno en la siguiente campaña, y repetir el análisis en el próximo mes de julio.

2.‐ Si un elemento se encuentra bajo o deficiente aplicar un abono rico en ese elemento, salvo que existieran dudas de que se encuentra así porque otro se encuentra bien en exceso o bien deficiente. En este caso habría que actuar sobre ese elemento.

3. Si varios elementos nutritivos se encuentran bajos o deficientes bastaría, en la mayoría de los casos, con aplicar el más deficiente de todos para corregir la situación. Esto no es una regla de carácter general, así que en estos casos busque el consejo de un experto. La aplicación de elementos nutritivos en exceso o innecesarios en un momento determinado, puede provocar desequilibrios nutritivos en el árbol difíciles de corregir con posterioridad.

 

El nitrógeno (N) es el elemento que se requiere en mayores cantidades. Las extracciones de nitrógeno por la cosecha se cifran en torno a los 3‐4 g N/kg de aceituna como máximo. En caso de deficiencia diagnosticada, ver Figura adjunta para síntomas, es recomendable aplicar con carácter tentativo en un olivar adulto 0.5 kg N/árbol, sin que se llegue a superar en ningún caso los 150 kg/ha, ajustándola periódicamente mediante análisis foliares.

La eficiencia del uso del nitrógeno, eso es el nitrógeno aportado que de verdad consume el olivo, disminuye si lo aportamos en suelos con alto contenido de nitrógeno, años de cosecha elevada, o durante el reposo invernal. En secano aumenta si se fracciona su aportación, se aplica con las lluvias invernales o en aportaciones foliares. En el caso de riego lo hace si se aplica fraccionado con el agua de riego.

El potasio es el elemento que en mayor cantidad extrae el cultivo, aproximadamente 4,5 g K/kg de aceituna, y aparece en niveles bajos en muchos olivares, sobre todo olivares de secano y en años secos. También lo es en suelos con bajo contenido en arcilla. La Figura adyacente muestra síntomas de deficiencia en K. Las deficiencias de potasio son difíciles de corregir, pues el potasio aportado en forma de abono se absorbe en menores cantidades en árboles deficientes. Por ello, es conveniente vigilar anualmente su concentración en hojas y aplicarlo cuando se alcancen valores bajos pero aun no deficientes. Las dosis tentativas a aplicar en estos casos son del orden de 1 kg K/árbol al suelo, siempre que la humedad del mismo no sea el factor limitante. Hay que tener en cuenta que el potasio tiene una movilidad baja y se quedará en la superficie del suelo, salvo que se localice en las proximidades del sistema radical. También puede aplicarse vía foliar, siendo más efectivas varias aplicaciones más frecuentes y más diluidas, que conviene hacerlas en primavera.

La clorosis férrica, puede afectar a olivares establecidos en suelos muy calizos. En estos suelos las formas iónicas del hierro son poco solubles y no están disponibles para las plantas, aún estando presentes en cantidades suficientes en el suelo. La deficiencia de hierro también está relacionada con condiciones de poca aireación del suelo. Sus síntomas son clorosis en hoja, crecimiento pequeño de los brotes, disminución de la producción, frutos de menor tamaño y cloróticos, y son el medio de diagnóstico, ya que el análisis foliar no sirve en este caso porque el hierro se acumula en hojas aún en situaciones de deficiencia. La corrección de la clorosis férrica es difícil y costosa. La mejor solución para nuevas plantaciones es la elección de una variedad tolerante a esa anomalía. En olivares establecidos, el remedio pasa por la aplicación de quelatos de hierro al suelo, o la inyección de soluciones de hierro al tronco de los árboles.

El olivo es una planta con altos requerimientos en boro. Su disponibilidad disminuye en condiciones de baja humedad y suelos calizos. Sus síntomas de deficiencia suelen confundirse con los síntomas de deficiencia en potasio. El diagnóstico foliar es imprescindible antes de cualquier aplicación, pues el boro es uno de los elementos que en concentraciones elevadas resulta tóxico al olivo. En caso de deficiencia diagnosticada, ésta es fácil de corregir aplicando entre 25‐40 gramos de boro por árbol al suelo. En suelos calizos con pH>8 y en secano, es preferible la aplicación foliar de productos solubles antes de la floración. Una sola aplicación puede ser suficiente, pues el boro es un microelemento que se requiere por las plantas en pequeñas cantidades.

El resto de los nutrientes no suelen presentar problemas en el olivar, salvo en casos muy concretos por una baja disposición en el suelo.

Publicado por Andrea

 

 

 

               

3 comentarios:

  1. ¿Se considera fertilización racional al uso de fertilizantes y otros productos o tan sólo puede ser un proceso natural? Y muy buen post!
    María Jiménez Valiente

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  2. ¿Se considera fertilización racional al uso de fertilizantes y otros productos o tan sólo puede ser un proceso natural? Y muy buen post!
    María Jiménez Valiente

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  3. Enhorabuena por partida doble, tanto por la información que facilitas; como por la elección de este tema, ya que es sin duda un tema de rabiosa actualidad en el sector oleícola.
    Un cordial saludo.
    José Miguel López-Agulló Vilar

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