La fertilización ha de satisfacer las necesidades nutritivas
del olivo. Dada la variedad de factores que pueden afectarla en un olivar en
particular, no es lógico establecer recomendaciones generales de fertilización
sin considerar la situación particular.
Siguen estando muy extendidos planes de fertilización basados
en aportación reiterada de cantidades elevadas de elementos nutritivos sin
considerar las necesidades el árbol. Se cree que esas aportaciones son un
seguro barato contra el perjuicio derivado de la escasez de nutrientes en un
momento. Este proceder tiende a aportar más elementos de los necesarios, a
provocar deficiencias por no aportar un elemento en cantidades suficientes
cuando lo requiere el cultivo, y a la aplicación de elementos en cantidades
excesivas. En resumen: aumenta los costes de cultivo, puede alterar las
condiciones de fertilidad del suelo, contribuye a la contaminación del suelo y
de las aguas y puede afectar negativamente al árbol y a la calidad de la
cosecha.
Los conocimientos actuales
permiten que el olivar se fertilice siguiendo los principios de uso más
racional de los fertilizantes. Se entiende por fertilización racional aquella
que:
1) Satisface las necesidades
nutritivas
2) Minimiza el impacto
ambiental, en particular la contaminación del suelo, del agua y del aire
3) Consigue una cosecha de
calidad
4) Evita las aportaciones sistemáticas y excesivas de nutrientes
Es muy importante que el muestreo para el análisis foliar se
haga siguiendo unas pautas estrictas. Si no se siguen la utilidad del análisis
puede ser mucho menor.
1.‐ Diferenciar parcelas por tipo de
suelo, variedad cultivada, edad de los árboles, sistemas de cultivo, etc...
2.‐ Realizar el muestreo en el mes de
julio.
3.‐ Tomar una muestra de unas 100 hojas de
cada parcela. Si es extensa tomar más al menos durante los primeros años.
4.‐ Las muestras se tomarán de varios
árboles dentro de cada parcela, elegidos aleatoriamente en un recorrido por la
misma.
5.‐ Tomar de 2 a 4 hojas por árbol de brotes representativos
.situados hacia
el centro de la copa, en distinta orientación y de un vigor normal.
6.‐ Las hojas deben ser del crecimiento
del año, totalmente expandidas y con pecíolo, de una edad de 3 a 5 meses. Estas
características corresponden a las hojas centrales a basales
del brote del
año durante el mes de julio, ver foto.
7.‐ No tomar hojas de árboles atípicos o
con síntomas, salvo que constituyan una muestra distinta. En este caso se deben
tomar hojas aparentemente asintomáticas.
8.‐ Introducir cada muestra de hojas,
perfectamente identificada, en una bolsa de papel que se guardará en una nevera
portátil durante el muestreo.
9.‐ Las muestras se enviarán rápidamente al laboratorio para su análisis o, en su defecto, se conservarán en un frigorífico convencional hasta su envío.
Una vez realizado el análisis foliar y realizado el
diagnóstico sobre cada elemento nutritivo, se procederá a establecer el plan de
fertilización de la campaña siguiente. La estrategia sería:
1.‐ Si
todos los elementos se encuentran en su nivel adecuado en hojas, lo
recomendable es no realizar abonado alguno en la siguiente campaña, y repetir
el análisis en el próximo mes de julio.
2.‐ Si un elemento se encuentra bajo o deficiente aplicar un
abono rico en ese elemento, salvo que existieran dudas de que se encuentra así
porque otro se encuentra bien en exceso o bien deficiente. En este caso habría
que actuar sobre ese elemento.
3.‐ Si varios elementos nutritivos se encuentran bajos o deficientes bastaría, en la mayoría de los casos, con aplicar el más deficiente de todos para corregir la situación. Esto no es una regla de carácter general, así que en estos casos busque el consejo de un experto. La aplicación de elementos nutritivos en exceso o innecesarios en un momento determinado, puede provocar desequilibrios nutritivos en el árbol difíciles de corregir con posterioridad.
El nitrógeno
(N) es el elemento
que se requiere en mayores cantidades. Las extracciones de nitrógeno por la
cosecha se cifran en torno a los 3‐4 g N/kg de aceituna como máximo. En caso de
deficiencia diagnosticada, ver Figura adjunta para síntomas, es recomendable
aplicar con carácter tentativo en un olivar adulto 0.5 kg N/árbol, sin que se
llegue a superar en ningún caso los 150 kg/ha, ajustándola periódicamente
mediante análisis foliares.
La eficiencia del uso del nitrógeno, eso es el
nitrógeno aportado que de verdad consume el olivo, disminuye si lo aportamos en
suelos con alto contenido de nitrógeno, años de cosecha elevada, o durante el
reposo invernal. En secano aumenta si se fracciona su aportación, se aplica con
las lluvias invernales o en aportaciones foliares. En el caso de riego lo hace
si se aplica fraccionado con el agua de riego.
El potasio es el elemento que en mayor cantidad extrae
el cultivo, aproximadamente 4,5 g K/kg de aceituna, y aparece en niveles
bajos en muchos olivares, sobre todo olivares de secano y en años secos.
También lo es en suelos con bajo contenido en arcilla. La Figura adyacente muestra
síntomas de deficiencia en K. Las deficiencias de potasio son difíciles de
corregir, pues el potasio aportado en forma de abono se absorbe en menores
cantidades en árboles deficientes. Por ello, es conveniente vigilar anualmente
su concentración en hojas y aplicarlo cuando se alcancen valores bajos pero aun
no deficientes. Las dosis tentativas a aplicar en estos casos son del orden de
1 kg K/árbol al suelo, siempre que la humedad del mismo no sea el factor
limitante. Hay que tener en cuenta que el potasio tiene una movilidad baja y se
quedará en la superficie del suelo, salvo que se localice en las proximidades
del sistema radical. También puede aplicarse vía foliar, siendo más efectivas
varias aplicaciones más frecuentes y más diluidas, que conviene hacerlas en
primavera.
La clorosis férrica, puede afectar a olivares
establecidos en suelos muy calizos. En estos suelos las formas iónicas del hierro
son poco solubles y no están disponibles para las plantas, aún estando
presentes en cantidades suficientes en el suelo. La deficiencia de hierro
también está relacionada con condiciones de poca aireación del suelo. Sus
síntomas son clorosis en hoja, crecimiento pequeño de los brotes, disminución
de la producción, frutos de menor tamaño y cloróticos, y son el medio de
diagnóstico, ya que el análisis foliar no sirve en este caso porque el hierro
se acumula en hojas aún en situaciones de deficiencia. La corrección de la
clorosis férrica es difícil y costosa. La mejor solución para nuevas
plantaciones es la elección de una variedad tolerante a esa anomalía. En
olivares establecidos, el remedio pasa por la aplicación de quelatos de
hierro al suelo, o la inyección de soluciones de hierro al tronco de los
árboles.
El olivo es una planta con altos requerimientos en boro.
Su disponibilidad disminuye en condiciones de baja humedad y suelos calizos.
Sus síntomas de deficiencia suelen confundirse con los síntomas de deficiencia
en potasio. El diagnóstico foliar es imprescindible antes de cualquier
aplicación, pues el boro es uno de los elementos que en concentraciones
elevadas resulta tóxico al olivo. En caso de deficiencia diagnosticada, ésta es
fácil de corregir aplicando entre 25‐40 gramos de boro por árbol al suelo. En
suelos calizos con pH>8 y en secano, es preferible la aplicación foliar de
productos solubles antes de la floración. Una sola aplicación puede ser
suficiente, pues el boro es un microelemento que se requiere por las plantas en
pequeñas cantidades.
El resto de los nutrientes no suelen presentar problemas en el olivar, salvo en casos muy concretos por una baja disposición en el suelo.
Publicado por Andrea
¿Se considera fertilización racional al uso de fertilizantes y otros productos o tan sólo puede ser un proceso natural? Y muy buen post!
ResponderEliminarMaría Jiménez Valiente
¿Se considera fertilización racional al uso de fertilizantes y otros productos o tan sólo puede ser un proceso natural? Y muy buen post!
ResponderEliminarMaría Jiménez Valiente
Enhorabuena por partida doble, tanto por la información que facilitas; como por la elección de este tema, ya que es sin duda un tema de rabiosa actualidad en el sector oleícola.
ResponderEliminarUn cordial saludo.
José Miguel López-Agulló Vilar